La Vía Sagrada es el camino que empieza desde la entrada del santuario y llega hasta el altar de los Quiotas y finalmente hasta el Templo de Apolo. Los visitantes que utilizaban el camino pasaban por una ruta que contenía una serie de monumentos y tesoros construidos por las ciudades-estados reflejando el carácter universal del santuario. Hoy en día ninguno de estos monumentos se encuentra encima de la Vía y solo existen algunas de sus bases.

Los visitantes que venían para consultar el oráculo tenían que atravesar los 200 metros de la Vía Sagrada para sacrificar primero un animal en el altar. En segundo lugar, tenían que ponerse en la fila (depende de su ciudad de origen, porque los ciudadanos de algunas ciudades-estados concretas tenían prioridad), antes de pedir la consulta del oráculo.